El Ministerio de Justicia ha efectuado el traslado de 50 reclusos desde Asunción al nuevo penal de Minga Guazú. Este movimiento marca el inicio de un innovador modelo penitenciario que separará a los procesados de los condenados.
Descentralización y reducción del hacinamiento es el objetivo del ente público.
En declaraciones a la prensa, Benjamín Ozuna, director del Centro de Reinserción de Minga Guazú, señaló que la transferencia responde a un proceso gradual destinado a descentralizar el sistema penitenciario y disminuir la sobrepoblación. Esta gradualidad considera limitaciones financieras y la disponibilidad de personal capacitado.
Las visitas serán restringidas, y los abogados tendrán horas limitadas para interactuar con sus defendidos. Además, los controles de ingreso se ejecutarán de manera estricta y los guardias han recibido capacitación especializada.
El centro no solo distingue entre condenados y procesados, sino también establece categorías para personas con adicciones, internos de alta peligrosidad, y aquellos con buena conducta.
Con una capacidad para 1.237 reclusos, la infraestructura del penal incluye ocho módulos independientes, siete convencionales y uno de máxima seguridad. Cada módulo convencional puede albergar a 165 personas, mientras que el de máxima seguridad tiene capacidad para 82 internos.
En el pabellón de máxima seguridad, los internos tienen restringida la circulación y solo pueden salir de sus celdas individuales dos horas al día. Los servicios básicos serán proporcionados dentro del mismo pabellón.
Las visitas privadas serán excepcionales, y en caso de recomendaciones del Organismo Técnico Criminológico (OTC), se deberá coordinar con agendamiento previo.