Los incendios forestales, de campos y pastizales contribuyen a la contaminación del aire que es muy perjudicial para todas las personas, en especial para las que padecen una enfermedad pulmonar crónica; siendo los adultos mayores, los niños y los fetos en desarrollo, el grupo más afectado.
Además de provocar el desarrollo de enfermedades respiratorias, como EPOC, asma, infecciones de las vías respiratorias bajas, tuberculosis y cáncer de pulmón es la responsable de una alta mortalidad. Estas patologías asociadas son causantes del mayor número de muertes en el mundo.
Unas 4.2 millones de muertes prematuras a nivel mundial son atribuidas a la contaminación del aire ambiental exterior. En los países industrializados, se estima que un 20% de la incidencia total de las enfermedades se debe a factores medioambientales.
En ese sentido, el humo de tabaco y la quema de pastizales, basura y leña, la exposición a combustión de biomasa, a los humos de los motores de los coches, al radón, al asbesto y a otros conocidos carcinógenos, colaboran en la contaminación del aire y por ende en perjudicar la salud pulmonar.
Las personas saludables o quienes practiquen cualquier actividad física al aire libre también pueden sufrir los efectos adversos.
Los efectos que produce al organismo la contaminación ambiental son irritación de nariz y garganta, sibilancias, tos, dolor al inspirar profundamente, reducción de la capacidad pulmonar, agravamiento de las patologías respiratorias, incremento de la vulnerabilidad a infecciones respiratorias, aumento del riesgo de muerte por enfermedades cardíacas y respiratorias, así como dificultad para respirar mientras se realizan actividades al aire libre.
Para disminuir la contaminación del aire, se recomienda evitar el consumo de tabaco, la quema de pastizal, basura y leña, cuidar las zonas verdes, realizar desplazamiento en bicicleta o andando, reciclar para disminuir la cantidad de basuras, reemplazar el uso de bolsas plásticas por bolsas de textil y mantener los ambientes ventilados.
