Entre 2017 y 2018, los docentes se autocalificaron como perfectos, en otras palabras, los indicadores de calificación que se tuvieron en cuenta fueron demasiado bajos, o muy elementales.
Así lo señala el resultado del Sistema de Acompañamiento Pedagógico (SAP), proceso de evaluación del rendimiento de los maestros en aula que se implementó en esos años de manera piloto y del que participaron 3.756 docentes de todo el país. Para el estudio se filmaron las clases y, tanto maestros, como directores y profesionales pares llenaron formularios de evaluación.
Ayer, el analista de SAP y consultor internacional Armando Loera presentó los resultados y explicó que el estudio “inspira poco a las mejoras, porque el docente promedio, directores y pares académicos consideran que se está haciendo muy buen trabajo”.
Esto tiene que ver, tanto en planificación docente como en práctica pedagógica, la mayoría consideró el desempeño como destacado, o perfecto, aunque los evaluadores pares fueron más estrictos. El experto propuso una nueva evaluación, mejor preparada, en 2021 o 2022 y con la participación de los mismos docentes.