El domingo, la Unión Europea intensificó la presión internacional contra el presidente venezolano Nicolás Maduro al alinearse con Estados Unidos y varios países latinoamericanos que cuestionan los resultados de las elecciones del 28 de julio, las cuales han sido objeto de acusaciones de fraude.
Desde el Vaticano, el papa Francisco instó a “buscar la verdad” en Venezuela, donde las protestas que comenzaron el lunes en respuesta a la polémica reelección de Nicolás Maduro han resultado en al menos once civiles muertos, según grupos de derechos humanos, y más de 2.000 arrestos. El gobierno reporta también la muerte de dos militares en enfrentamientos violentos.
El Consejo de la Unión Europea declaró en un comunicado que los resultados de la autoridad electoral venezolana “no pueden ser aceptados” debido a la falta de evidencia que los respalde, y solicitó una “verificación independiente” del proceso. A diferencia de Estados Unidos y otros países, la UE optó por no reconocer la victoria de Edmundo González Urrutia, el candidato opositor que se postuló tras la inhabilitación política de la excongresista María Corina Machado.
No obstante, el bloque europeo subrayó que “las copias de las actas electorales publicadas por la oposición y analizadas por diversas organizaciones independientes” sugieren que González “parece haber ganado las elecciones presidenciales con una mayoría significativa”.