Un segundo grupo de 2.000 supuestos pandilleros presos fue trasladado el día de ayer bajo fuertes medidas de seguridad a la cárcel “más grande de América”, informó el presidente de El Salvador, Nayib Bukele. La medida se da pocas semanas de que su “guerra” contra esas bandas cumpla un año.
La semana que viene se cumplirá un año desde que Bukele decretó un duro régimen de excepción, que ya va por 11 prórrogas y que limita derechos y libertades constitucionales en todo el país.
Tanto la comunidad internacional como organizaciones salvadoreñas de derechos humanos acusan al Gobierno de usar la tortura, arrestos arbitrarios y desapariciones forzadas en su embestida contra las llamadas maras. El Gobierno, por su parte, responde con poca información, más allá de los mensajes en redes sociales del presidente, y saca pecho de una reducción histórica de la violencia.
La megacárcel, con capacidad para 40.000 presos, tiene un severo régimen de reclusión que ha sido denunciado por organismos de derechos humanos.