La presidenta de la Cámara de Representantes de Estados Unidos, Nancy Pelosi, aterrizó en Taiwán este martes por la noche. La visita de un alto funcionario norteamericano después de 25 años no fue bien recibida por China, quien lo tomo como una “gran provocación política” y un desafío a la soberanía.
Una serie de organismos gubernamentales y políticos emitieron declaraciones castigando la visita y advirtiendo de su “grave impacto” en las relaciones entre Estados Unidos y China, mientras que el ejército chino dijo que iniciaría inmediatamente “ejercicios aéreos y marítimos” y dio a conocer un plan de maniobras alrededor de la isla en los próximos días.
A casi 24 horas de la visita de Pelosi, el Partido Comunista de China reclama la democracia autogestionada de Taiwán como propia, a pesar de no haberla controlado nunca. Pese a estas declaraciones, Nancy Pelosi y una delegación del Congreso americano se embarcaron en el marco de reuniones de alto nivel en la legislatura de Taiwán y en la oficina de la presidenta taiwanesa Tsai Ing-wen, donde la demócrata de California indicó que su comisión vino a enviar un “mensaje inequívoco” de que “Estados Unidos está con Taiwán”.
Los analistas mencionan que probablemente el que acabe sintiendo el peso de la presión de Beijing no es Estados Unidos, sino Taiwán.