El papa Francisco pasó este Jueves Santo en una cárcel de Italia para conmemorar el tradicional rito del lavado de los pies a una docena de reclusos.
Francisco, de 85 años, de este modo compartió en una ceremonia íntima la Civitavecchia, a unos 80 kilómetros al noroeste de Roma.
“El papa Francisco repitió el gesto de Jesús durante la Última Cena, cuando el Señor lavó los pies a sus discípulos como signo de amor y de servicio e impulsado por las vejaciones, a 12 detenidos, hombres y mujeres, entre ellos personas de diferentes edades y de diferente nacionalidad”, comunicó la Santa Sede católica.