Carlos Menem estuvo al frente de Argentina durante diez años, cinco meses y dos días. No hubiera existido el menemismo sin el apoyo de la sociedad que lo votó ganador en tres ocasiones y que prometía un salariazo, una revolución productiva y juraba no defraudar a sus votantes. Ese hombre que marcó una época, hoy dejó de existir a los 90 años.
La ilusión de la estabilidad económica nació luego del tormentoso inicio de su gobierno, después de entregar la economía a representantes del grupo Bunge y Born, y después de que Erman González, confiscara los depósitos en dólares a plazo fijo y los cambiara por bonos externos en dólares en aquel duro verano de 1990.
Menem ató el destino del país al Consenso de Washington, la receta que los gobiernos republicanos de Estados Unidos fijaron como salvación para los países emergentes: achicamiento del estado, privatización de las empresas públicas, desregulación de la economía, el mercado manda.