San Pablo tendrá, en noviembre, la primera vacuna latinoamericana para inmunizar contra el COVID-19. La noticia fue revelada por el gobernador Joao Doria. Asimismo, admitió que el futuro será muy difícil para Brasil, sobre todo para los más pobres.
La pandemia le costó a San Pablo 23.000 fallecimientos y 542.300 personas infectadas. La primera producción de vacunas contendrá 120 millones de dosis, fabricadas por el mayor productor de inmunizadores del hemisferio sur: el Instituto Butantan, con sede en la capital paulista.
Para entonces, estará también en condiciones de suministrarla a los países vecinos que la demanden. Con ese objetivo, el gobernador convocó hace una semana a una campaña de donaciones entre empresarios. Apunta a recaudar los 26 millones de dólares adicionales que requiere el proyecto.
En otro momento, confesó que el gobierno nacional no le aportó ayuda financiera. Esa ausencia de Brasilia tiene que ver con la aspiración de Jair Bolsonaro de contar con la vacuna propia. Acaba de invertir 100 millones de dólares, que destinó al proyecto de la Fundación Fio Cruz, emprendido con la Universidad de Oxford (Inglaterra) y AstraZéneca, un laboratorio multinacional.
El presidente brasileño informó a los brasileños, que en diciembre recibirán 100 millones de dosis, gracias a ese acuerdo, que contempló la realización de test en todo Brasil.