Por primera vez en la historia, el 20 de abril el petróleo WTI se cotizó en valores negativos: a -40,32 dólares el barril. En tiempos de pandemia el fantasma de la bancarrota planea sobre un sector tan próspero como el petrolero, y empieza a surgir la duda de si el pacto alcanzado por la OPEP+ será suficiente para salvar el oro negro.
Las complicadas circunstancias que atraviesa la economía mundial actualmente han llevado al mercado petrolero a una situación que hace unos meses habría parecido surrealista. Por primera vez, el petróleo ha pasado a valer literalmente menos que nada.
Cuando la pandemia del coronavirus comenzó a sentirse como una amenaza real, los gobiernos del mundo se apresuraron a imponer medidas de cuarentena y aislamiento que redujeron la circulación de personas y bienes a su mínima expresión. Esto, inevitablemente, rebajó la demanda de petróleo.
La OPEP+, formada por el cartel de potencias petroleras OPEP y otros aliados no miembros como Rusia, trató de alcanzar un acuerdo que obligara a todos sus integrantes a recortar aún más su bombeo. Ante la falta de acuerdo, comenzaron las medidas unilaterales, y con ello, se abrió la perspectiva del caos total, lo que finalmente propició el pacto alcanzado el 12 de abril y aceptado por toda la OPEP+.
Las nuevas restricciones por las que los países exportadores se comprometen a reducir sus extracciones a 9,7 millones de barriles diarios, no obstante, no son suficientes para garantizar la estabilidad del mercado, y eso ha quedado patente tras esta caída histórica. Según el experto ruso Ígor Yushkov, probablemente “no se producirá una mejora sustancial de la situación hasta junio (…), y los precios de 50 o 60 dólares el barril no llegarán hasta 2021, en el mejor de los casos”.
Fuente: Sputink