Rusia intensificó sus ataques contra Ucrania durante la noche y la mañana del sábado, lanzando al menos 113 drones, incluidos los modelos iraníes “Shahed”, junto con misiles de diverso tipo y proyectiles de artillería. Las ciudades de Jersón y Járkov fueron blanco principal de estos ataques, que causaron graves daños en viviendas y propiedades. En Járkov, al menos cinco personas, incluida una niña de 12 años, resultaron heridas cuando un dron destruyó varios apartamentos en un edificio de nueve pisos. Además, en Jersón, dos bombas aéreas guiadas impactaron en el hospital oncológico de la ciudad, aunque afortunadamente no hubo víctimas entre el personal ni los pacientes, aunque el edificio sufrió daños significativos.
Según las autoridades ucranianas, las defensas aéreas del país lograron derribar al menos 57 drones, y otros 56 fueron neutralizados por sistemas de defensa electrónica. Sin embargo, la amenaza continúa, ya que muchos de los drones que no fueron derribados causaron destrucción en diferentes regiones, incluidos daños a vehículos y propiedades privadas. En Jersón, uno de los ataques más devastadores de la semana fue el bombardeo masivo con alrededor de 1,000 proyectiles de artillería rusos, que también alcanzaron la Catedral Ortodoxa de Santa Catalina.
En medio de estos ataques, las fuerzas ucranianas repelieron varios intentos de las tropas rusas de cruzar el río Dniéper y tomar posiciones en la orilla occidental, controlada por Ucrania. El presidente Volodímir Zelenski condenó la creciente violencia y destacó la importancia del apoyo internacional a Ucrania en su lucha contra la agresión rusa, describiendo los ataques como actos de “terrorismo ruso”.