Después de pasar la noche internado en un sanatorio de Río de Janeiro, Brasil, debido a un “dolor en el pecho”, Santiago Peña recibió el alta médica. Los estudios realizados, incluido un ecocardiograma, no revelaron anomalías, y el presidente no presenta ninguna patología cardíaca, según informó la ministra de Salud, María Teresa Barán.
Peña fue dado de alta alrededor de las 6:30 de la mañana, tras los exámenes normales. La ministra señaló que, aunque el mandatario se encuentra bien, “el cuerpo le pasó la factura” debido a su ritmo de trabajo. Barán explicó que, aunque Peña es una persona muy activa y con un gran ímpetu por hacer más por el país, también necesita tomarse tiempo para descansar y cuidar de su salud.
La ministra reconoció que el malestar podría haber sido causado por reflujo y gastritis, derivados del estrés, y destacó que es importante que el presidente entienda la necesidad de tomarse un descanso. En ese sentido, mencionó que el vicepresidente Pedro Alliana podría acompañar la agenda presidencial durante este tiempo.
A pesar de la hospitalización, Peña aparentemente continuará participando en la cumbre del G20, al menos hasta su intervención programada. Barán advirtió sobre los riesgos que el estrés puede implicar para la salud, especialmente para alguien en su posición, y enfatizó que no se debe minimizar el impacto del mismo.
Peña fue trasladado el lunes al Hospital Samaritano en Río de Janeiro después de sentirse mal durante la cumbre. Aunque el hospital calificó su malestar como algo leve, se le realizaron una serie de estudios para descartar problemas mayores.
La primera dama, Leticia Ocampos, agradeció los mensajes de apoyo a través de las redes sociales y aseguró que su esposo estaba en observación mientras aguardaba los resultados de los exámenes.
