Maria José Cañete, una artista gráfica con autismo, trabajó como auxiliar de Comunicación en la institución durante dos años, denunció que su contrato no fue regularizado adecuadamente y que fue desvinculada sin un trato justo.
La trabajadora relató que ingresó a la Secretaria Nacional de la Juventud por contrato de excepción y luego por concurso de méritos. A pesar de notificar formalmente a la institución sobre su diagnóstico de autismo, con una discapacidad total del 45%, la SNJ no habría tomado medidas adecuadas para adaptar su entorno laboral. Sin embargo, después del cambio ministerial, la institución no hizo una buena regularización sobre su contrato.
Además, denunció haber trabajado horas extras sin remuneración y haber sido víctima de hostigamiento por parte de sus compañeros. Cañete pedía un contrato legal en reglas con las bonificaciones pertinentes, y le comenté a la ministra Florencia Taboada que necesitaba un contrato con relación a una persona con discapacidad, indicó.
Pese a que la ministra admitió su capacidad y envió un informe que confirmaba su condición, Cañete fue desvinculada y el beneficio del empleador se avaló en el término de contrato.
María José solicitó una audiencia para explicar su caso y reclamar un trato más justo, aseguró que recibió un mal trato en todo momento y desconocieron de las leyes que la protegen.