Una mujer de 55 años decidió encadenarse a un árbol de lapacho para evitar que el mismo sea talado por unos empleados que, según la mujer, no tenían autorización de la municipalidad. Mencionó que mucha gente aprovecha para talarlos y comercializar su madera, cuyo precio es elevado debido a alta calidad de la madera y su escasez.
Rossana Torres Bordas es la mujer que valientemente se enfrentó a los hombres y evitó que el árbol, plantado sobre la calle Brasil y Teniente Fariña del microcentro de Asunción, fuera derribado. “Quiero ver el permiso de la municipalidad. No tengo problema, si hay un permiso que jamás vino”, tras encadenarse.
Los empleados alegaron que la especie estaba afectado por una invasión de termitas. Sin embargo, el lapacho, según Torres, se encontraba en perfectas condiciones y ni siquiera sus raíces perjudicaban a la vereda donde estaba ubicada.
La denunciante contó que este tipo de tareas son constantes durante los fines de semana o los días feriados, ya que no hay ningún control, momento en el que aprovechan para realizar trabajos de poda para que el árbol quede seco y luego lo puedan remover y comercializar la madera.