El presidente de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, desvinculó a cuarenta militares de la residencia presidencial, luego de prometer una “revisión profunda” del personal tras el ataque golpista ocurrido el pasado 8 de enero en Brasilia. El mandatario de izquierda, de 77 años, que derrotó al ultraderechista Jair Bolsonaro, indicó estar convencido que hubo complicidad interna y de miembros de las fuerzas de seguridad para llevar a cabo dicho acto.
Lula, alegó que los miles de simpatizantes del expresidente que destruyeron las sedes del Congreso, la Presidencia y la Corte Suprema sólo deseaban negar el resultado del proceso electoral, intentando demostrar que hubo fallas, inexistentes, en las urnas.
Cabe recordar que los militares apartados de sus cargos son de rangos bajos, soldados, cabos y sargentos, algunos de los cuales prestaban seguridad al lugar, y seguirán ligados a las fuerzas armadas, aunque en otras actividades.