Denunciar y educar para que las niñas paraguayas vivan libres de violencia son dos palabras claves que la campaña Ñañangareko destaca este 11 de octubre, en el Día Internacional de la Niña.
De enero a septiembre de 2020, el Ministerio Público ha registrado 1.882 denuncias de abuso sexual hacia niñas, niños y adolescentes. Uno de los servicios más activos para canalizar denuncias de este tipo es la línea gratuita 147 (Fono ayuda) que, en lo que va del año, ha atendido 432 llamadas por casos de abuso sexual.
En el marco del Día Internacional de la Niña, la campaña Ñañangareko recrea la historia de una niña que sufrió de abuso, urgiendo a la sociedad en la necesidad de proteger a las niñas de la violencia sexual.
Se llamaba Miriam. Llegó al Hospital Nacional con signos de un aborto inseguro que su abuela desmintió. Murió en terapia intensiva 52 días después de internarse, justo al cumplir los 14 años. Nunca se supo quién abusó de ella, ni quién la obligó a realizarse un aborto. Este es uno de los tantos casos que ocurren a diario, pero que tantas veces quedan silenciados.
La campaña Ñañangareko (protegemos, en guaraní), impulsada por el Ministerio de Salud Pública y Bienestar Social (Mspybs), el Ministerio de la Niñez y la Adolescencia (Minna), el Ministerio de Educación y Ciencias (MEC), el Ministerio de Trabajo, Empleo y Seguridad Social (Mtess) y el Fondo de Población de las Naciones Unidas (Unfpa), con la cooperación del Gobierno de la India, considera que es prioritario involucrar y fortalecer a las familias en su rol de garantes de los derechos de las niñas y adolescentes, y a las comunidades en la prevención del abuso sexual y del embarazo adolescente.
Bajo el lema #TodosSomosResponsables, se insta a la ciudadanía a asumir su responsabilidad y denunciar cualquier caso de abuso en las líneas 147 o 911.
¿Quién denuncia?
Según datos del Ministerio Público, la vecina ocupa en el Paraguay un rol relevante como detectora del abuso intrafamiliar y sexual hacia niñas, niños y adolescentes. La mayoría de las denuncias se realizan por intermediación de la vecina, seguida por la madre, el agente comunitario y la abuela.
Mediante mensajes que se difunden en las redes sociales y en los medios de comunicación, la campaña Ñañangareko hace hincapié en que la educación también debe llegar a las niñas, niños y adolescentes. Accediendo a información de manera oportuna, podrán contar con herramientas para reconocer situaciones de riesgo, como el abuso y la violencia sexual, y buscar ayuda. Por eso, es imperioso que la educación sexual integral integre la malla curricular escolar, pues es un derecho de niñas, niños y adolescentes.
80% de los abusos en el entorno familiar
Central, Alto Paraná, Itapúa, Caaguazú y Asunción son los lugares del país con mayor registro de denuncias de abuso sexual de enero a julio de este año. El 80 % de estos abusos se produce en el entorno familiar.
Las consecuencias de la agresión sexual a una niña, niño o adolescente hacen mella en su salud mental: baja autoestima, vergüenza, culpabilidad, hipersexualización o miedo al sexo, tentativas de suicidio, drogadicción, alcoholismo, depresión, comportamientos autodestructivos, entre otras. El impacto para las niñas y adolescentes es todavía mayor, si se tienen en cuenta las altas tasas de embarazo, producto de situaciones de abuso, y la mortalidad materna por abortos inseguros, como el caso de Miriam.
Por todo esto, la campaña Ñañangareko insiste en que es clave abordar la existencia de los abusos sexuales y reconocerlos como un problema social que debemos enfrentar todos. Guardar silencio ante ellos es ser cómplice de que casos como los de Miriam se sigan repitiendo.
Ante un caso de abuso, se debe llevar a la víctima de forma urgente al hospital más cercano para la atención integral a su salud.