Ayer se inició la restricción nocturna para evitar la circulación del virus del Covid-19. Hubo un amplio acatamiento de la ciudadanía y de los negocios particulares. Sin embargo, y a pesar de sus promesas, los únicos que otra vez dieron la espalda al pueblo y se mostraron ajenos a los problemas fueron los empresarios del transporte, que abandonaron a su suerte a los trabajadores nocturnos.
Un breve recorrido por las diferentes paradas de colectivos de la capital hacía nota la fila de gente que había terminado su horario laboral y no tenía forma de volver a su casa. La medida de parar todas las actividades desde las 20 y hasta las 04, inexplicablemente fue obedecida también por el transporte público, a pesar de que todas las indicaciones de las autoridades indicaban que los transportistas tenían la obligación de garantizar la presencia de colectivos para trabajadores nocturnos.